Hay un discurso que estoy viendo estos últimos días por redes, sobre todo por tiktok, acerca de la politización o no de la lectura. A raíz de las elecciones en Estados Unidos han corrido por ahí vídeos de gente pidiendo o exigiendo que la gente sacara la política de booktok (el rinconcito lector dentro de tiktok), que la lectura no era política y que los libros no eran políticos, así que no hacía falta meter la política en ese pequeño rincón del mundo.
Lo que me ha llegado a mí, sin embargo, han sido los vídeos respondiendo y reaccionando1 a esos primeros videos: respuestas y citados de gente diciendo que la lectura sí es política, que los libros sí son políticos (por mucho que las temáticas quizá no son sean de cariz político per se), que el acto de leer es, en sí mismo, un acto político.
Y como a mí me gusta (a veces, no siempre) dar mi opinión con estas cosas y creo que es un discurso que de momento no ha alcanzado ciertos lugares, quiero traerlo aquí y hablar un poco de ello.
La lectura sí es política
El acto mismo de leer es, inherentemente, un acto político y casi, diría yo en ciertos casos, revolucionario. El control sobre el saber leer y escribir ha sido desde siempre una forma de controlar a la gente y de poder convencerla con más facilidad de ciertas cosas y no tenemos que olvidarnos de que saber leer y escribir como algo generalizado es algo relativamente nuevo. Puede que nuestros abuelos o bisabuelos no fueran a la escuela, no supieran leer y como mucho supieran estampar su firma en un documento que, por otro lado, no sabían descifrar (y que tenían que fiarse de otra persona para conocer su contenido). Pensemos durante un momento en la forma de control que significa eso.
Escapar de ese control es, en sí mismo, algo político.
Pero también, aun cuando saber leer y escribir se ha generalizado (en los países privilegiados, vaya), se sigue ejerciendo desde muchas esferas de poder un control sobre la lectura en forma de libros censurados. Y esto nos puede sonar muy lejano, pero no lo es. No solo porque en nuestro país hasta hace muy poquito hubo un señor muy bajito y muy cabrón que decidió qué se podía leer y qué no (y qué se podía hacer y qué no, ya que estamos), si no porque aun a día de hoy en estados de Estados Unidos se siguen proponiendo leyes para censurar ciertos libros de las bibliotecas.
Y tampoco tenemos que irnos muy lejos: en ayuntamientos de nuestro país (gobernados por ciertos partidos muy concretos) se han promovido medidas para vetar la compra de ciertos libros y películas en las bibliotecas o para retirar libros de temática LGTB o de educación sexual o vetando revistas en un idioma cooficial.
Nos guste o no, estos gestos son inherentemente políticos: responden a ciertas tendencias y a ciertas ideas que, de base, son tendencias e ideas políticas. Se está controlando a qué libros tenemos acceso de forma pública y a cuáles no. Esto, dejadme deciros, es algo bastante grave, porque el control de las ideas, de lo que leemos, de lo que no, y el control a las cosas a las que tenemos acceso es un primer paso para medidas mucho más peligrosas de control.
Y no sólo se controla de esta forma los libros a los que tenemos acceso, si no que también se puede hacer decidiendo qué libros se deciden publicar y cuáles no, a qué libros se decide hacer más o menos marketing por su temática o por sus protagonistas desde la editorial o desde un departamento de publicidad. Esto también es una decisión politizada.
La política en el romantasy y el romance
No voy a poner la mano en el fuego pero teniendo en cuenta que lo que se consume y se recomienda en booktok es mayoritariamente el romantasy y el romance, no me extrañaría que los perfiles que están pidiendo que no se politice tiktok sean perfiles que leen de forma mayoritaria estos géneros (y de hecho, de alguna forma, los videos que yo he visto señalaban eso mismo). Y por favor, que se me entienda en este aspecto: no quiero yo aquí dar una imagen negativa del romance o del romantasy (géneros de los que, por otra parte, soy consumidora y disfruto de ellos), pero sí pretendo dar un contexto a lo que voy a comentar a continuación.
Entiendo la herramienta de la lectura como forma de evadirse de un mundo que se va desmoronando poco a poco a tu alrededor y del que parece que solo quedan migajas cada vez que levantas la vista del libro. Entiendo que quieras sumergirte en las páginas porque la realidad alrededor de ti da miedo o es una mierda o lo que sea. Yo misma, en muchísimas ocasiones, uso la lectura para evadirme. Entiendo que el romance y el romantasy ayudan mucho a esas sensación de evasión, de no pensar en nada más, de sumergirte en una fantasía sin muchas más pretensiones.
Pero eso no quita que veas todo lo que hay detrás de lo que estás leyendo. Evadirte leyendo no debería eliminar tu pensamiento crítico (que, por otra parte, es algo que se va ganando y educando con el tiempo y cuyo acceso, dejadme deciros, también es político). De hecho, leyendo deberías educar tu pensamiento crítico.
Muchos de esos libros de romantasy tienen en su núcleo temáticas claramente políticas y, además, para nada sutiles. Muchos de esos libros hablan de opresión, de colonización, de revoluciones y revueltas, de conflictos diplomáticos. Muchos de los libros de romantasy se desarrollan en cortes de distinta índole, con todos los jaleos que eso conlleva; muchísimas de las parejas del romantasy son enemies to lovers de facciones distintas o de países en guerra que acaban enamorándose y usando eso para acabar un conflicto que tiene más años que el sol. Y todo eso, nos guste o no, es político.
A raíz de todo esto también encontré un vídeo que hablaba sobre cómo la autora Sarah J. Maas había usado la mitología celta e irlandesa para su mundo, sacando rédito de ella, y al mismo tiempo había villanizado a lo que, según el mapa de su mundo, sería Irlanda. En este enlace a un post de reddit lo encontraréis mejor explicado y en esta imagen podéis ver el mapa del mundo de ACOTAR, claramente inspirado en Reino Unido.
No voy a meterme en si esto ha sido una decisión consciente o no, a pesar de que llame la atención, pero no puedo dejar de pensar de que esto también es algo inherentemente político, aunque esté hecho de forma inconsciente (porque, al final, tenemos muchas cosas aprendidas y nuestro subconsciente se encarga de sacarlas cuando menos lo necesitamos). Por mucho que haya sido sin querer, evidentemente hay algo de política en todo esto de basar tu mundo en el mapa Reino Unido y el folclore celta y de Irlanda y que los malos sean de lo que parecería ser Irlanda.
Es para darle una vuelta.
Nuestra existencia es política: el privilegio de poder ignorarlo
Creo que hay algo innegable, y sin querer yo meterme a juzgar al tipo de personas que estaban exigiendo eso de “leave politics out of booktok”, y es que hay un perfil de personas que puede pedir eso: las que tienen el privilegio de poder ignorar que leer es algo político. O, en general, las que tienen el privilegio de poder ignorar la política porque todo, en todo momento, va a fluir a su favor.
Y si, hablo de gente blanca cis que no es necesariamente de clase obrera, que no vive precariamente y que no ha visto sus derechos amenazados (o que vive completamente alienada y cree que sus derechos no van a verse amenazados, vaya).
En un mundo polarizado, donde todavía vivimos con muchísima desigualdad, la existencia de las minorías es algo claramente político, y del mismo modo también es su representación tanto en la vida pública como en todos los productos de ocio que consumimos día a día. Nos guste o no, hay gente privilegiada que puede ignorarlo porque siempre se ve representada, tanto en la realidad como en la ficción. Que cierto perfil de gente haya tenido siempre el foco es político.
Y en cuanto a esto y a todo lo anterior, hay una cosa que me enfada sobremanera, y es el uso de la politización como algo negativo cuando creo que no lo es. La política no es solo la campaña electoral de turno cada cuatro años; la política no son los políticos que deciden cómo se va a estructurar nuestra vida a partir de unas leyes que estén de acuerdo con sus ideales.
La política es algo que estructura nuestra vida y que está enraizada en ella y, desde luego, no es algo negativo. Y no soy politóloga y no soy experta, pero es algo que veo no solo en nuestro país (eso de identificar que algo sea político como algo negativo) y creo que es simplemente un juego más del poder para controlarnos y para que no nos metamos donde no quieren que nos metamos.
Porque que “politicemos todo” solo incomoda a un perfil de persona: a los privilegiados que se sienten atacados.
Y no digo que las personas que han hecho esos videos en tiktok pidiendo que se aparte la política de booktok se sientan atacados, pero sí opino que son privilegiados por poder ignorar la opresión, la colonización, la representación (o la falta de ella). Son privilegiados por poder simplemente “evadirse” sin mirar más allá2.
Creo que no hay una conclusión a este artículo más allá de que creo que nos debe quedar claro que la lectura, el arte y nuestra mera existencia es política. Y que poder ignorarlo es un privilegio; y eso… también es político.
Diréis lo que queráis, pero creo que esto es sólo muestra de que mi algoritmo me conoce demasiado bien
Creo, pero esto ya lo dejamos para otro día, que también esto está muy relacionado con todo lo que se comentó hace un tiempo de cómo se consumen ahora los libros: de forma compulsiva, casi como una competición de haber quién lee más, casi como quien coleccionara trofeos. Pero lo dicho, esto no vamos a hablarlo hoy.
Por añadir leña al fuego con libros que se han comentado estos días pero salirme de ACOTAR y el romantasy, me voy a Los Juegos del Hambre. Ya para empezar, creo que a todes nos queda clarísimo que es una saga claramente política y que no lo oculta en absoluto. Pero una conversación que me llamó la atención el otro día en Threads fue al respecto de la raza/etnia de Katniss. Y es que Collins la describe como "a thin young woman with dark hair, olive-toned skin, and gray eyes".
Recuerdo que el primer personaje que leí yo con ese tono de piel oliva fue Atreyu en La Historia Interminable y, siendo que tenía como 8 años y que era fantasía y soy española, entendí aquello como piel de color verde, algo que en la peli se tradujo como chico de color y a mí me chocaba (no por su tez si no porque en mi cabeza era verde porque era fantasía, jajaja). Y claro, cuando años después me encuentro con esa descripción de Katniss yo ya empiezo a entender que no puede ser piel verde porque no tiene sentido en una novela realista distópica y me pongo a investigar. Y entonces descubro que eso es una forma de describir a la gente de color, pero tampoco mucho (vaya, si es que podríamos decir que la mitad de españoles entramos aquí y en realidad se nos considera blancos).
Y aquí es donde entra todo el tema que decías de que leer es político y que cómo escribimos también lo es porque viene influenciado por la política de nuestro alrededor, aunque sea inconsciente. La gente en Threads discutía cómo la piel de Katniss queda como algo muy ambiguo, y eso viene bien a la hora de vender porque al no ser explícito la mayoría de la gente la va a ver blanca (y la peli con Jennifer Lawrence no ayuda a cambiar esto) y por tanto, sí, la saga es revolucionaria pero tampoco tanto, porque al final la revolución de distritos predominantemente de color (tanto el 12 de Katniss como el 11 y el 10) son liderados por una chica blanca. Y eso, aquí otro ejemplo de la importancia de cuestionarnos las cosas.
PD: Creo que en realidad la descripción de piel oliva en Katniss es adecuada porque su padre viene de la parte pobre del distrito y por tanto parece ser POC, pero la madre venía de la parte más rica (que bueno, rico rico en el 12 nadie es) y eso suele ser gente blanca. Así que Katniss podría ser perfectamente mestiza y tendría sentido todo esto. Pero no quita toda la política que ello implica en su papel de liderazgo y en cómo en las pelis se decide poner a una actriz blanca.