Amiga,
La primera vez que intenté el nano (por lo menos desde que tengo registros en la web, porque puede ser que haya borrado los proyectos) fue en 2017; además también fue el año que lo conseguí completar. Desde entonces, la vida no me ha dejado mucho descanso y no me ha permitido ponerme con él (aunque, si la memoria no me falla, creo que en el 2018 también lo intenté y también antes de 2017, pero no tengo registros así que no pongo la mano en el fuego por mí misma).
Sin embargo, este año he decido que voy a volver a intentarlo y como no tengo ningún tipo de vergüenza ni la conozco he decidido también haceros partícipes de eso.
El proyecto
No quiero airear demasiado de este proyecto pero como estamos entre amigas aquí los secretos están a la orden del día, así que dejadme contaros un poquito más de este mi proyecto del Nano ‘23.
En realidad este es un proyecto que, como muchos otros, nació de una conversación tonta con una amiga. Si me seguís en redes veréis que este año he tenido no una, ni dos si no tres bodas con sus respectivas dos despedidas de soltera (el destino hizo que no fueran tres y por eso le debo mi primogénito (?)). Al ser las dos despedidas del mismo grupo de amigas, las conversaciones sobre cómo serían las despedidas de soltera del resto del grupo eran inevitables.
Y, como todo grupo de amigas, tenemos la amiga eternamente soltera (G, si estás leyendo esto, te quiero) que me estuvo contando que a ella le gustaría que, si llegaba a cierta edad sin previsión de casarse, le hiciéramos una despedida de soltera falsa porque le hacía gracia tener el momento pasearse con un velo de 3€ del bazar de debajo de casa por una ciudad desconocida y liarse con alguien a quien no va a volver a ver en un bar haciéndose pasar por una persona que está a punto de casarse.
Aquella supuesta futura historia de nuestra vida, de alguna forma, se instaló en mi cabeza desde el mismo día que hablamos de ello. Supe que tenía que escribirla desde el momento en el que terminamos la conversación (y se lo dije; y ella me pidió que, si escribía ese libro, se lo dedicara y esto es algo que le prometí y pienso hacer si en algún momento esta historia ve la luz).
Pero, por supuesto, como toda historia que se te mete en el cerebro y se niega a salir, ha mutado hasta convertirse en algo distinto a lo que hablé con mi amiga; se ha convertido en algo mucho más dramático y mucho más sáfico, pero la esencia sigue ahí.
Y así nació el que he decidido llamar #ProyectoDespedida
La primera semana
Lo cierto es que vengo con un buen entrenamiento: llevo desde junio escribiendo todos los días que trabajo (esto es, de lunes a jueves) en los trajectos en tren al trabajo y a casa; a pesar de lo que pueda parecer, he conseguido sacar adelante un fic bastante largo, y dos o tres inicios de proyectos (dos de ellos con más o menos 20k en sus páginas). Es decir, no venía de sequía y sentía que, de alguna forma, esto había sido un entrenamiento para el nano.
Y creedme, lo he notado. Sé que han pasado literalmente cinco días y no demasiado pronto para hacer un balance real, pero el tercer día conseguí cascarme la friolera de 2600 palabras en dos sesiones de 45 minutos cada una.
Sé que esto no va a ser así todos los días, sobre todo porque tengo dos fines de semana en los que tengo que viajar, pero me llevaré el portátil e intentaré escribir un poquito aunque sea en el hotel antes de irme a dormir.
También sé que, a pesar de mis previsiones, este noviembre sigo trabajando (me queda poco, espero, porque necesito unas vacaciones como el comer) así que la semana que viene puede que se haga un poco más cuesta arriba esto de sacar 1667 palabras.
Pero no tengo que demostrarle nada a nadie; sé que si un día no consigo llegar, no pasa nada. Por suerte, estos últimos meses que han sido un entrenamiento para el nano también me han enseñado por qué escribo y me han recordado lo muchísimo que me gusta escribir y disfruto haciéndolo. Me han recordado que lo importante no es la meta que te pongas de palabras, si no el hecho de que te sientes y escribas, aunque sean 50 palabras. Muchos días yo no conseguía llegar a la media de palabras a la que estaba llegando, pero no me venía abajo. Sabía que era un día malo, ya está. Y creo que esa perspectiva me va a servir más que cualquier otra cosa.
Pero para qué os voy a engañar. Yo quiero todas mis insignias en el proyecto en la web del nano.
Hasta la próxima semana, amiga
Mi intención (no sé si lo conseguiré, pero bueno) es ir contándote todas las semanas cómo ha ido el nano, sobre todo para dejar una especie de registro escrito de cómo va a ser mi Nano ‘23 y mi #ProyectoDespedida. Si todo va bien, también te contaré más cosillas sobre el proyecto, los personajes, algún pasaje que me guste… No sé, me gustaría poder compartir esto contigo.
Espero verte por aquí y espero que, si tú tambien te has animado a intentar el nano este año, tengas sesiones de escritura bien gustositas. Y recuerda, bebe agüita y tómate tus descansos de escribir, que no hay por qué hacerlo todo en una única sesión.
Hasta luego, amiga. Nos vemos el próximo domingo (si todo va bien).
Ánimo con el nano!! Yo ya no participo porque nimidilividi pero lo echo de menos! Disfruta del proceso :)